En lo que se refiere a los valores colectivos, el karate fomenta la integración en el grupo, el compañerismo y el respeto mutuo; en tanto que en los valores individuales destacan: la superación personal, el esfuerzo y la humildad, aportando al joven un equilibrado desarrollo intelectual que refuerza la confianza en sí mismo.
Fortalece las relaciones con los compañeros, a la vez que se entrenan las técnicas de combate, tienen el máximo cuidado y respeto de no hacer ningún daño. Además siempre que se empieza y termina una técnica se saluda a su compañero, mostrándolo el máximo de respeto.
Amplia relaciones sociales con compañeros de otros centros que en principio no conocen, a través de competiciones, exhibiciones, cursos, etc.
Respeto por las normas, dentro del dojo, además de cuidar su estética, tanto personal (karategui limpio y bien puesto, por ejemplo) como físico (a la hora de realizar los entrenamientos).
En lo que se refiere a los beneficios del karate en el ámbito socio-afectivo (psíquico): con el karate, el joven aprende lo que es la paciencia, la disciplina, la voluntad, el mérito, la excelencia, el respeto por los mayores y la jerarquía, el control de sí mismo y el conocimiento de sus propios límites.
Se trabajan y se aprenden valores reales de Cortesía, humildad y respeto. Cualquier practicante de karate termina siendo respetuoso con todo el mundo; y por supuesto participa de las normas básicas de comportamiento, como dar las gracias y pedir perdón. Etc.
Un deporte que no es sexista, Desde muy jóvenes, la mujer se ha incorporado a este deporte. Su integración ha sido muy positiva y a nivel deportivo de élite, los éxitos han sido notables.
Genera el máximo respeto sobre el rival: La imagen que ofrece el cine de este deporte, olvida una de sus máximas: el profundo respeto por el contrincante que todo karateka debe sentir. No es un deporte agresivo, sino todo lo contrario.